El número 2 del ranking mundial dio sus primeros “pasos” sobre una tabla de bodyboard cuando tenía 7 años. A los 13 entró a la escuela Chinchorro, donde una veintena de niños de poblaciones de alta vulnerabilidad aprendieron este deporte. Hoy, cuando se proyecta como el mejor del mundo, quiere seguir esa huella y sacar de las calles a niños en riesgo de caer en la droga y la delincuencia.
Por Valentina Miranda G.
Cuando escribimos esta nota, el ariqueño Moisés Silva Vásquez (20) se encontraba en su primer día de competencia en las islas Maldivas, situadas en el océano Índico, al sur de la India. En conversación telefónica, el número 2 del bodyboard mundial nos dijo que era de los lugares más lindos que había visto. Y eso que él, por paisajes y playas hermosas, no se queda. Sin ir más lejos, en junio pasado, ganó la competencia Itaicoatiara Pro en Brasil, lo que le permitió escalar al segundo lugar del ranking mundial.
Pero los viajes no lo encandilan. Moisés no olvida de dónde viene ni cómo llegó a la posición en la que está hoy. No olvida y agradece. También sueña, sueña por él y por los demás.
A los 7 años, Moisés y su mellizo Rodrigo empezaron a practicar bodyboard. Su abuela –quien los crió junto a sus otros dos hermanos, de 25 y 13 años, y con quien viven hasta hoy– los llevaba a acampar a la playa Arenillas Negras, en Arica, para sacarlos de la población donde vivían.
Era sólo un pasatiempo. Hasta que a las 13 años entraron a la escuela de bodyboard Chinchorro que había formado Jaime Castillo Bacián, psicólogo e instructor de este deporte.
“La mayoría de los jóvenes eran de la población Raúl Silva Henríquez, ex 11 de Septiembre, una población de alta vulnerabilidad, con mucha delincuencia y consumo de alcohol y drogas”, cuenta Mayerling Rojas, coordinadora de Acción Solidaria en Arica.
La escuela partió en 2015 y se unió a la red de Acción Solidaria en 2018. Antes de la pandemia, tenía cerca de 25 alumnos de 12 años en adelante. Con el apoyo de la red y del Hogar de Cristo pudieron sacar personalidad jurídica, postular a proyectos, reunir fondos para participar en campeonatos, conseguir premios. “El Hogar de Cristo colaboraba con colaciones y un furgón para trasladar a los chicos a lugares alejados donde realizaban sus prácticas”, cuenta Mayerling.
Pero la pandemia frenó todo. Jaime, su gestor, emprendió otros proyectos y la escuela entró en un receso del cual recién está comenzando a salir, gracias precisamente a estos dos hermanos que quieren devolver la mano y torcer el destino de muchos jóvenes que, como ellos, nacieron en un ambiente de vulnerabilidad y riesgo.
DESDE ARENILLAS NEGRAS AL FLOPOS
Si bien Jaime Castillo pensó la escuela como un semillero de deportistas que tuvieran un nivel competitivo, lo que primó siempre fue un espíritu de amistad, destaca Moisés. “En la escuela sentías que estabas compitiendo con amigos”, dice.
Patricio Moyano, jefe de operación social territorial (JOST) del Hogar de Cristo en Arica, recalca que una de las cosas más valiosas de las iniciativas a favor de los niños vulnerables es generar valores, ética, responsabilidad social. Como JOST, Patricio se involucró también en la escuela Chinchorro y con otras fundaciones de la red de Acción Solidaria. “Instalamos mesas de trabajo, realizamos capacitaciones, hicimos asesoría a aquellas que no tenían personalidad jurídica, ayudamos a levantar recursos, contactamos a periodistas del diario local para promover sus ideas”, relata.
A medida que Jaime Castillo los guiaba y enseñaba todo para que fueran progresando, unos pocos empezaron a destacar –entre ellos los hermanos Silva– y el instructor se dedicó a prepararlos para correr olas más grandes. “Así fuimos rompiendo barreras hasta que llegamos al Flopos”, cuenta Moisés. Se refiere a una ola ubicada en la ex isla El Alacrán y que es conocida por su tubo casi perfecto para surfear, pero también por su gran peligrosidad. Se dice que es la ola más famosa y salvaje de Chile.
De ahí a las competencias nacionales hubo sólo un paso. Los mellizos empezaron a participar acompañados siempre por su tía Elizabeth, que ha sido un gran apoyo todos estos años.
UN REMEDIO SANTO
Gracias a sus logros deportivos, Moisés hoy es noticia frecuente en los medios locales. Incluso lo acaban de nominar como embajador turístico de la región en el contexto del programa Arica Siempre Activa que impulsa CORFO.
Está consciente de que su vida hoy es muy diferente a lo que hubiera sido si no se hubiera topado con la escuela. “El bodyboard nos salvó. Es una manera de canalizar de buena forma la adrenalina. Es un remedio santo, una luz. El deporte y la naturaleza regalan momentos mágicos”.
Si no fuera por este deporte, cree que lo más probable es que sería un delincuente. “Estaría en un camino así, seguramente. Así es como los niños se pierden cuando no tienen alguien bueno que los guíe. Siempre se habla de que uno puede elegir o no, pero si alguien nace en un entorno así, casi no tiene opción, es lo que le toca”, señaló recientemente en una entrevista en Emol TV, refiriéndose a las enseñanzas de su abuela y a la fortuna de haber ingresado a la escuela.
FUTUROS TRABAJADORES SOCIALES
Haber experimentado en carne propia lo que una iniciativa de este tipo puede cambiar positivamente la vida de niños y jóvenes, explica por qué hoy los hermanos Moisés y Rodrigo Silva Vásquez estudian Trabajo Social en la Universidad de Tarapacá. Van en segundo año, un poco atrasados por “culpa” (o bendición) de los viajes y competencias.
–¿Por qué eligieron esta carrera?
–Tenemos harta gente cercana que estudia o estudió esta carrera, pudimos observar y nos gustó. Además nuestro coach en el colegio Miramar es trabajador social y nos habló bastante de ella.
Los mellizos quieren ir más allá y ahora están abocados a darle un nuevo aire a la escuela para que chicos vulnerados que no tengan familia, que estén en la delincuencia o en la droga, conozcan este deporte y tengan las oportunidades que ellos tuvieron. Para ello están renovando la personalidad jurídica y la directiva, con la guía de Jaime Castillo y la ayuda de la tía en la parte administrativa.
–Estamos viendo qué vamos a hacer. En el verano ya queremos estar haciendo clases, algunas gratuitas, y ver si podemos mantener la escuela durante todo el año o sólo en el verano. Lo más importante es atacar el problema que tenemos con los niños vulnerables. Mostrarles a los niños de las poblaciones que hay más opciones en la vida que donde nacieron. Viven con mucha adrenalina y la canalizan de mala manera, a través de la delincuencia. La sociedad hoy es un caos, pero es la vida que les tocó. No es que no sepan elegir.
Moisés ha señalado que su idea es no sólo enseñar el deporte, sino que sea un espacio donde también aprendan a lidiar con la vida, con las emociones, algo que –dice– nunca se enseña y es tan necesario.
–¿Cuáles son tus metas a nivel deportivo y personal?
–En el deporte conseguir el título mundial por lo menos una vez y que mi hermano también lo consiga. Y en lo personal que mi vida siga alrededor del bodyboard, es una pasión grande. Si no puedo vivir del deporte, seguir ligado a él. Tener una vida plena y tranquila.