El 9 de julio pasado se vivió una jornada emocionante. En el Auditorio FADEU del Campus Lo Contador, de la Universidad Católica, 150 estudiantes culminaron una experiencia que duró un mes y medio. A través del Taller de Diseño Integral, conocieron la realidad de las personas en situación de calle, aprendieron del trabajo del Hogar de Cristo y concretaron sus ideas en una exposición final.
Por Vicente Vásquez Feres
Desde inicios de 2024, Hogar de Cristo y la Universidad Católica querían “diseñar” juntos una vivencia transformadora para ambas instituciones. En medio de una conversación entre Milenko Ávalos y José Manuel Allard, se preguntaban cómo podían aportar la arquitectura y el diseño a un espacio público más inclusivo y dar cabida a las personas en pobreza y vulnerabilidad. Milenko es Jefe de Arquitectura en el Departamento de Obras de Hogar de Cristo, mientras Manuel es académico de Diseño UC y profesor titular del Taller de Diseño Integral.
La idea empezó a cuajar de a poco. En conjunto, la Dirección de Comunidad de Hogar de Cristo y los profesores de la Escuela de Diseño UC crearon una actividad para 150 estudiantes de segundo año, la que se llamó Taller de Diseño y Calle. El propósito era generar propuestas con visión, creatividad e innovación para mejorar la vida de las personas que habitan el lado más hostil de la ciudad: la calle. Esto, a través de diseños de productos, servicios y sistemas categorizados en cuatro ámbitos: género, déficit de vivienda, espacios públicos y emergencias climáticas.
CAMBIANDO CONCIENCIAS
En mayo, los estudiantes conocieron la labor de Hogar de Cristo mediante tres ejes: el Departamento de Obras, la Dirección de Comunidad y la red Acción Solidaria. Así, tuvieron el primer acercamiento importante a la temática. Semanas después, se hizo otro ciclo de charlas con expertos de la Fundación en situación de calle, como Andrés Millar y Luis Ossa. También, los alumnos y alumnas del taller escucharon con atención las experiencias de organizaciones líderes vinculadas a Acción Solidaria: las oenegés Hijos de la Calle, Fundación Quilicura Humanitario y Comedor San Francisco de Asís.
“Este es un proyecto único. Para que funcionara requería obviamente del compromiso y entusiasmo de los estudiantes y el equipo docente, pero por sobre todo de la contraparte. Desde el día uno tuvimos el cuidado y la pasión de Hogar de Cristo”, dice José Manuel Allard, quien es profesor en la Universidad Católica desde hace 25 años.
Según explica el académico, no era un tema fácil. En su cuarto semestre, los jóvenes no habían tenido trabajos aplicados a la realidad. Menos, a una tan dura como la que estaban por conocer. “No se trataba de soluciones caprichosas, atractivas en lo estético o ‘choras’, sino que respondieran a mucha observación. En ese sentido, la experiencia fue completa y formativa. Éstas son las problemáticas que nos estimulan”, agrega.
Los encuentros a fines de mayo, que expusieron los obstáculos y dificultades de aunar voluntades en políticas públicas, además del importante rol de las organizaciones de la sociedad civil, motivó a los estudiantes a ver este intenso trabajo con sus propios ojos. Mantuvieron el contacto, gestionaron visitas y compartieron con su público objetivo para lograr una mejor investigación. En paralelo, el cuerpo docente realizaba sus clases, donde los 150 universitarios divididos en 30 grupos entregaban avances parciales.
Paulina Andrés, Directora de Comunidad del Hogar de Cristo, asevera que estos actos de sensibilización buscaban “hacerlos más conscientes de una realidad –a veces ajena– y aprender desde la comprensión profunda en terreno la investigación de soluciones. También, promover la reflexión y favorecer espacios para acciones que promuevan el cambio de estructuras que favorezcan la inclusión”.
EL GRAN EXAMEN
El camino de aprendizaje, creatividad e innovación terminó el martes 9 de julio, día del examen final, en el Auditorio FADEU del Campus Lo Contador. Junto con la exposición del proyecto, se firmó un acuerdo entre las instituciones para sellar compromisos y colaboraciones futuras, donde estuvo presente el director de la Escuela de Diseño UC, Martín Tironi.
Asimismo, profesionales de Hogar de Cristo fueron invitados como parte del jurado que evaluó cada uno de los trabajos. “Fueron respuestas increíbles, impecables y atingentes. Lo que más valoro fue el proceso de formación de los estudiantes, cómo una temática poco común pasó a tomarse la discusión del Taller”, asegura Milenko Ávalos.
Se desarrollaron una amplia gama de productos, servicios y sistemas. Por ejemplo: el vínculo de las personas en situación de calle y sus mascotas; el derecho a entretenerse; la difusión de la lectoescritura, redes de información sobre vías de escape cuando existan emergencias climáticas; y objetos más tangibles, como una lavadora manual para la ropa interior, entre otras ideas.
La estudiante Rocío Zúñiga presentó con su grupo un “kit de limpieza”, pensado para mujeres en situación de calle, que promueve los hábitos de higiene y el autoconocimiento del cuerpo. Después de conversar con personas que vivían en la población José María Caro, entendieron que la falta de autoestima se relaciona directamente con su salud mental y la baja asistencia a controles médicos.
“Fue una experiencia bastante fuerte y significativa, me propuse dejar todos los prejuicios, hablamos con ellas dentro de los rucos, conocimos su día a día. Fue súper cercano y de piel. Nos abrió a la comprensión del tema, en todo sentido”, relata Rocío, quien profundizó su vivencia más allá del curso. Ella y sus compañeros hicieron una campaña de recolección de alimentos no perecibles. Una de las cosas que más le chocó en la comuna de Lo Espejo fue ver a personas de su edad viviendo en la calle.
Sin duda, la jornada en el Auditorio FADEU fue emocionante, llena de talento y entusiasmo. Paulina Andrés destacó que los estudiantes “tuvieron mucha sensibilidad para conocer y comprender la realidad de exclusión que viven las personas en situación de calle de nuestra sociedad, en precariedad e invisibilizados. Buscaron soluciones que dignificaran sus rutinas, su identidad, los espacios que habitan, las dolencias que sufren y las dificultades que enfrentan. Vi transformación, cambio de mirada y, sobre todo, movilización por aportar a ciudades menos hostiles y más acogedoras”.
ACADEMIA Y REALIDAD
Milenko Ávalos está feliz, porque Hogar de Cristo logró incidir en la formación profesional: “En el Departamento de Obras creemos que la arquitectura y el diseño tienen mucho que decir sobre cómo se construye un país más igualitario. Yo y mis compañeros no lo tuvimos cuando estábamos estudiando”.
En tanto, desde la Universidad Católica hay expectación por lo que surgirá desde el próximo semestre. José Manuel Allard es tajante al asegurar que “el campo de desarrollo es tan grande como la cantidad de necesidades que tenemos en nuestro país. Lo bonito de estas instancias es que no hay problema que no pueda abordarse desde el Diseño. Veo una larga y preciosa relación con Hogar de Cristo, porque viene un súper desafío: cómo hacer seguimiento a los proyectos e ideas del Taller, ayudarlos a que puedan implementarse. Pasar de lo académico a lo real”.
Falta de oportunidades en Chile y lo mucho que se puede hacer. Esa es una de las tantas conclusiones de Rocío Zúñiga, aprovechadas al máximo en el primer proyecto de su carrera vinculado a un usuario real. Para la estudiante, “es tan simple como ir y conversar con las personas, preguntarles qué les falta, qué necesitan. Lo que más nos emociona es que todos llegamos a proyectos reales y significativos, hubo mucha investigación por detrás, muchos sentimientos y motivación. Fue un trabajo que tuvo sentido, una razón de ser. Por eso estamos agradecidos de haber tenido esta oportunidad”, cierra.