Día de la Dirigencia Social: Celebrar y agradecer es poco

El día 7 de agosto de 1998, se instauró en Chile el día nacional de la dirigencia social y comunitaria, en reconocimiento al trabajo que a diario y de manera voluntaria, entregan miles de hombres y mujeres a lo largo del país en beneficio directo de sus barrios y comunidades. En Acción Solidaria, se les dio un espacio para saber qué significa para ellos desempeñar esta importante labor.

Por María Teresa Villafrade

Muchos municipios celebran el Día del Dirigente Social y Comunitario, premiando a quienes se destacan dentro de sus comunidades por trabajar ardua y, en la mayoría de los casos, gratuitamente por el bien común. Se calcula que en Chile existen más de 200.000 organizaciones comunitarias activas, por lo que los dirigentes sociales serían cientos de miles.

Hace 26 años que se instauró en nuestro país el 7 de agosto como su fecha conmemorativa y por ello, desde entonces, todos los gobiernos a través de la División de Organizaciones Sociales (DOS) comparten en redes sociales un saludo especial ese día.

Para la ministra de la Secretaría General de Gobierno, Camila Vallejo, “el rol que juegan en el sistema democrático y en la lucha histórica por avances en derechos sociales es clave”, Así lo dijo ese día. Y agregó:

“Su empuje y tesón ha sido importante para que, como Gobierno, nos hagamos cargo de las urgencias que vive nuestro país, pero también para empujar cambios necesarios que nos lleven hacia un Chile con mayor justicia y cohesión social”.

Durante todo el mes de agosto, la División de Organizaciones Sociales estará realizando distintas actividades para destacar y entregar nuevas herramientas a cientos de miles de líderes y lideresas sociales que desempeñan un papel crucial en la articulación del tejido social del país.

La agenda social y los beneficios para dirigentes sociales pueden revisarse aquí.

Vamos ahora por los testimonios de líderes sociales de la red de Acción Solidaria de Hogar de Cristo, que reúne a más de 150 organizaciones en distintas regiones del país.

QUILICURA HUMANITARIO

La Fundación Quilicura Humanitario que dirige Raúl Ibarra partió hace 12 años como agrupación y hace tres, se constituyó como fundación propiamente tal.

“Somos muy pocas las personas que trabajamos por la inclusión de las personas en situación de calle, porque es algo muy duro. Te apuntan con el dedo, te critican, no a todo el mundo le gusta”, dice Raúl. Lo conocimos en 2022, cuando nos contó de su iniciativa de regalar “rockets” a la gente de calle, un innovador medio de calefacción.

“La problemática de situación de calle va acompañada a menudo de consumo de alcohol y drogas, de enfermedades mentales. En fin, de muchos temas. En una frase más corta: para ser un dirigente social dentro de nuestra área hay que tener ganas, corazón y paciencia. Es una labor ingrata porque a veces la misma gente que ayudas te critica y te cuestiona”, agrega.

-¿Por qué las críticas?

-Porque mientras les ayudas está todo bien, pero si dejas de hacerlo, pasas a convertirte en malo. Este es un trabajo colaborativo que depende del tejido social. Necesitamos gente que nos apoye, que pueda darles espacio a estas personas, no basta con lo que hacemos. Es una red que debemos generar de manera permanente.

Raúl dice que al principio partieron dando comida, abrigo y cariño. “Netamente asistencialismo”. Ahora como fundación están trabajando para generar instancias que les permita a los que ayudan, dejar la calle.

Raúl Ibarra en plena acción como dirigente social de Quilicura Humanitario.

“Nos fortalece estar en la red de Acción Solidaria, también con Gente de la Calle, Hijos de la Calle, Mi Casa, con todos los pocos que somos en este rubro. La hermana Caroline, de Cristo Vive, nos está dando becas para que los chicos de la calle puedan estudiar. Solo así, no se hace tan agotador este trabajo”.

Raúl Ibarra da un correo para los que quieren colaborar con la causa: fundquilihumanitario@gmail.com

CUANDO AL VECINO SE LE QUEMA LA CASA

Elisa Vergara Frías, es la presidenta y fundadora de Misioneros Cristo de la Calle  en 1997. Tiene a su cargo los proyectos sociales y la planificación. Cuando la llamamos estaba esperando un abogado que iría a ver la casa de sus vecinos adultos mayores que durante el apagón de luz por tormentas de viento, estuvo 9 días sin electricidad. Pero, cuando se restableció el servicio, se produjo una descarga que quemó todo el segundo piso de la casa.

Elisa Vergara no se desentiende de los problemas de sus vecinos y trata de ayudar en todo momento.

“Estoy esperando que llegue el abogado porque esto es inaceptable. ENEL tiene que responder, mis vecinos perdieron casi toda su casa”, clama angustiada. Lleva la dirigencia social en las venas.

La entrevistamos por primera vez en plena pandemia, el 2020, cuando instaló un delivery social para llevar almuerzos a las personas más necesitadas de la comuna de Maipú.

“Nacimos enfocados para atender a la gente de la calle llevándoles alimentos preparados, ropa y medicamentos, y ayudándoles a conectarse con hospederías o con la red de salud cuando veíamos problemas serios.  Después nos dimos cuenta que los niños y jóvenes de nuestro sector estaban siendo muy vulnerados y no existía ningún programa en el área que los atendiera, porque las juntas de vecinos se enfocan más en las familias, en las jefas de hogar. El 2010 pusimos en marcha las colonias urbanas en las vacaciones de verano e invierno, llegando a 120 niños y 150 jóvenes y a través de ellos a sus familias. A los que veíamos con situación económica crítica y a los vecinos del sector, los ayudábamos con cajas de mercadería”, nos contó en esa oportunidad.

Nunca ha parado en los últimos 27 años junto a su marido que define como “el mejor voluntario de la fundación”.

Elisa Vergara creó la fundación hace 27 años y desde entonces, no ha parado.

“Ser dirigente social es un desafío constante, cada día es una nueva problemática que se trabaja con amor y entrega. Desde ver al adulto mayor que le faltan redes de apoyo hasta hermanos en situación y condición de calle. Incluso asistir al vecino que se le quemó su casa y hoy quedan sin nada. Ver temas de seguridad y delincuencia del barrio, el trabajo con la niñez y juventud. Es una ardua tarea que todos los que trabajamos por el bien de las comunidades donde vivimos y en la que prestas un servicio de voluntariado que es un crecimiento constante”, dice Elisa.

Junto con enviar un fuerte abrazo lleno de bendiciones a todos sus pares, Elisa aprovecha de felicitar a toda la red “de gente linda maravillosa de Acción Solidaria de Hogar de Cristo, a Mewi, Raúl, Orlando, Carola, Anita, Kari, la red de misioneras Cristo de la Calle y colonias urbanas, la Fundación Mapocho, a todos muchas gracias por sus entregas en las luchas sociales”, concluye.

LA “PERRA BOMBA”

A la vicepresidenta de la ONG Acción Diversa, Samantha Azócar, le han ofrecido muchas veces dedicarse a la política, pero ella no cambia por nada su labor como dirigente social.

“Ha sido complejo porque estamos adaptándonos a este cambio de paradigma basado en el enfoque de derechos, donde las diversidades no nos habíamos posicionado. Hoy estamos llegando a lugares donde nunca habíamos llegado. Se están generando políticas públicas y sociales en pos de las diversidades, pero ha sido producto de una lucha que hemos dado las dirigencias sociales de forma histórica. Hay organizaciones que han dado la pelea por años para posicionarnos con enfoque de derechos”, dice.

Agrega que como mujer trans, ella siente que su labor es significativa pues ha podido acercar realidades de transformación social a las comunidades más precarizadas como es la trans-periférica.

“Ha sido difícil desde los recursos, pero no imposible. Para algunas soy su referente, porque pude convertirme en profesional como trabajadora social. Tengo claro que tengo peso como dirigente social porque hoy me relaciono con los gobiernos centrales. Hoy, por ejemplo, fui apoderada de cinco mujeres trans sobre los 40 años que están sacando su enseñanza básica. Para ellas es importante ver cómo se les abren las puertas”, afirma Samantha.

Dice que la han bloqueado políticamente distintos sectores, porque ella no ha querido dejar su rol social. “Han tenido miedo de ver lo potente que soy. Me ha tocado decir lo que no está bien y por eso me he ganado el epíteto de la perra bomba en el Municipio de Cerro Navia. Yo visibilizo realidades que el municipio se niega a ver como es la situación de calle con policonsumo. A nadie le importa y nadie interviene”.

Los últimos dos años, Acción Diversa ha estado trabajando con el Gobierno Regional Metropolitano en el diseño de la primera política social financiada por el GORE llamada “Visible”, que tiene componentes en el plano de la educación, la cultura, cupos laborales trans y salud mental a la comunidad LGBTIQA+.

Samantha Azócar durante el lanzamiento del proyecto “Visibles” del Gobierno Regional Metropolitano.

“El proyecto se lo adjudicó la Universidad de Santiago a través de su mesa de diversidad. Entonces la idea es entregar socioeducación a los profesionales del área de la salud, en los Cesfam, Cosam y hospitales. Nosotros como oenegé nos adjudicamos felizmente el proyecto en socioeducación a las cuatro fiscalías de la Región Metropolitana, lo que es un gran logro”.

Samantha Azócar no se detiene ante nada. Está enfocada ahora en contabilizar a las personas trans que están en situación de calle y en entregar test rápidos de VIH junto a Hogar de Cristo.

“Seguir entregando charlas socioeducativas en diversidad a todos los que trabajan con las personas en situación de calle, es una de mis metas. Y también a todos los que están en hospederías y albergues, casas compartidas. Para que tengan un buen vivir y se acaben los sesgos ideológicos, políticos y religiosos, y acepten a nuestra comunidad”, concluye la dirigente social.

TEMOR A LA DIFERENCIA

También enfocado en la comunidad LGBTIQA+ es el trabajo que realiza la trabajadora social Helena Miranda López, artesana y activista por los derechos humanos de las diversidades y disidencias sexo genéricas, que pertenece a la Fundación Daniel Zamudio desde el año 2018 como Encargada de Área Social y Comunicaciones y desde 2022, en el cargo de Presidenta.

“El trabajo realizado es colaborativo y de auto gestión enfocado en lo comunitario, articulando redes y vinculándonos con el medio ante las necesidades y problemáticas que presentan las personas de las diversidades y disidencias sexo genéricas,  ante la discriminación, exclusión, violencia y vulneración de derechos fundamentales por su identidad y expresión de género y orientación sexual”, explica Helena.

El fuerte de la fundación es la socio educación en distintos ámbitos públicos y privados en pos de la no discriminación.

“Una de las complejidad o trabas que nos encontramos en el camino cuando hablamos de la comunidad LGBTIQA+ es la resistencia de un Chile aún machista, patriarcal y muchas veces doble estándar en sus discursos; que  a nuestro parecer es por desconocimiento y temor a la diferencia”.

La trabajadora social, Helena Miranda, es la presidenta de la Fundación Daniel Zamudio desde el 2022.

Pese a los desafíos que ello implica, su vocación es más fuerte y viene desde pequeña y por la crianza en su hogar.

“Mi madre fue trabajadora social, de las primeras. Y veo que las necesidades y los problemas de antes, siguen existiendo, solo que ahora están presentes y se han sumado las diversidades sexuales. Nuestro trabajo no tiene recompensa económica, pero sí me reconforta mucho realizarme en lo que es mi vocación, en ser activista, porque una puede ver los cambios que se producen”, agrega Helena.

La mueve querer ayudar y más que eso, educar: “Las familias con recursos mandan a vivir afuera del país a sus hijos, en tanto que las familias pobres, los echan de la casa. ¿Cómo no va a ser importante demostrarles que ellos tienen derechos sociales?”, pregunta.

Realmente celebrarles y agradecerles a los dirigentes sociales por su trabajo y contribución al país, es poco. ¡Feliz día para todos!

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