Voluntariado: Tres Estrellas de Mar en Caleta Tumbes

Tres mujeres apoyan y acompañan a personas mayores solas, con alta vulnerabilidad y, muchas veces, invisibilizadas. Con apoyo de Acción Solidaria del Hogar de Cristo por una década, el Voluntariado Estrellas de Mar sigue siendo un vínculo clave en Caleta Tumbes y sectores aledaños de Talcahuano.

Por María Teresa Villafrade Foncea

En Caleta Tumbes, territorio marcado por la pesca, la memoria del terremoto de 2010 y el paso del tiempo, existe un voluntariado pequeño en número, pero enorme en compromiso. Se llaman Estrellas de Mar y hoy son solo tres mujeres. Ellas mantienen viva esta vocación de acompañamiento a personas mayores que viven solas, con escasas redes y múltiples necesidades.

“En este momento quedamos solo tres voluntarias. Esto es una vocación de acompañamiento, una o dos horas todos los martes y ahora cada 15 días. Cuando hay jóvenes en práctica, entonces todos los jueves”, cuentan desde la agrupación, que lleva una década asociada a la red de Acción Solidaria del Hogar de Cristo, con quienes salen a terreno y articulan apoyos.

Ese respaldo ha sido clave para sostener el trabajo en el tiempo. Daniela Sánchez, jefa de operación territorial de Hogar de Cristo en el Gran Concepción, explica que el acompañamiento es permanente:

“A esta agrupación las apoyamos constantemente con asesorías, por medio de alumnos en práctica de psicología y trabajo social. Además, hacemos nexo con otras instituciones como el municipio, universidades y redes asociadas a personas mayores”.

Durante el segundo semestre de este año, ese trabajo en red se fortaleció aún más. “Se hizo nexo con la Universidad Católica de la Santísima Concepción, con la carrera de TENS, donde fueron a hacer visitas a domicilios y algunos talleres”, detalla Daniela.

DONDE NO LLEGA NADIE MÁS

Ana Bustos Fuentes (61), presidenta del voluntariado Estrellas de Mar, hoy vive en Concepción cuidando a su padre de 86 años, pero sigue siendo el corazón del grupo. “Este año obtuvimos la personalidad jurídica y por eso soy la presidenta. Postulamos a un proyecto y tenemos como un año”, relata.

El trabajo no es simple. “Vemos a personas mayores, hombres y mujeres, con mucha necesidad y gente postrada. Autovalentes, pero solitos. Los ponemos en contacto con la posta, la junta de vecinos, somos un vínculo”, explica Ana. Un vínculo que muchas veces es el único.

Funcionan de marzo a diciembre y el desgaste emocional es real. “Esto genera desgaste sicológico. Hay familias muy complicadas, de repente no nos resultan los vínculos. Necesitamos retomar las fuerzas para volver a empezar”, dice con honestidad.

La historia del territorio también pesa. Ana estuvo en Tumbes durante el terremoto de 2010. “La Caleta quedó destrozada, botes y casas desaparecidas. Ahora todo es nuevo. Caleta Candelaria, Cantera y Puerto Inglés desaparecieron del mapa. Los trasladaron arriba, a Villa Las Caletas”. Allí también llegan como voluntariado. “No hacemos diferencias. Ellos echan de menos su lugar de origen, pero lo perdieron todo”.

APOYOS CONCRETOS Y URGENTES

Una de las necesidades más invisibilizadas es la de personas mayores que usan pañales sin estar postradas. “El Cesfam no los considera porque no están postrados. Yo cuido a mi papá y por experiencia propia lo digo. Esa ley se hizo mal”, afirma Ana, poniendo sobre la mesa una realidad que conocen de cerca.

Recientemente, el voluntariado obtuvo una subvención de 500 mil pesos del Municipio de Talcahuano. “Como Estrellas de Mar logramos esta subvención y nos juntamos con los jóvenes TENS para ver en qué lo vamos a ocupar. Nuestro voluntariado es sin fines de lucro: lo que tenemos, lo entregamos. Como no es mucho dinero, tenemos que ver quiénes son los que más necesitan”.

Hoy, junto a Ana, sostienen este trabajo Rosa Labraña y Verónica Urra. “Es una vocación que requiere compromiso, una experiencia muy linda, nos fortalece, es enriquecedora”, resume Ana.

En un territorio donde el trabajo escasea para las personas mayores y las redes se debilitan con los años, Estrellas de Mar sigue siendo eso: una presencia constante, cercana y humana. Un ejemplo de cómo la acción solidaria, incluso desde lo pequeño, puede cambiar la vida de quienes muchas veces ya no esperan nada de nadie.

¿CÓMO ES CALETA TUMBES?

Caleta Tumbes es una localidad costera ubicada en la comuna de Talcahuano, Región del Biobío, en la desembocadura de la bahía de Concepción. Se trata de un territorio de borde costero, con carácter semi-rural, donde el mar define no solo el paisaje sino también la identidad cultural y las formas de vida. Históricamente ha sido una caleta de pescadores artesanales, con una relación directa y cotidiana con la actividad marítima, las marejadas y los ciclos productivos del océano.

Desde el punto de vista geográfico, Caleta Tumbes quedó profundamente marcada por el terremoto y tsunami de 2010. El evento destruyó gran parte del asentamiento original y obligó a la relocalización de familias hacia sectores más altos, como Villa Las Caletas. Este proceso de reconstrucción alteró el tejido social y territorial. Muchas personas mayores perdieron su lugar de origen, su cercanía al mar y sus redes tradicionales, generando un fuerte desarraigo que aún persiste.

En términos socioeconómicos, la zona presenta contrastes. La pesca artesanal sigue siendo un eje relevante, aunque cada vez más debilitado, mientras que en los últimos años han surgido restaurantes y servicios ligados al turismo local. Sin embargo, estas nuevas fuentes de trabajo benefician principalmente a población joven y activa, dejando a muchas personas mayores fuera del circuito laboral y económico. Esto se traduce en altos niveles de dependencia, ingresos inestables o insuficientes y una creciente vulnerabilidad social en la población adulta mayor.

Caleta Tumbes concentra hogares con recursos limitados, redes de apoyo frágiles y dificultades de acceso oportuno a servicios sociales y de salud, especialmente para personas mayores solas o con dependencia leve no reconocida por los sistemas formales. Es un territorio donde la pobreza no siempre es visible, pero sí persistente, y donde el acompañamiento comunitario y las organizaciones sociales cumplen un rol clave para sostener la dignidad y la calidad de vida de sus habitantes.

En síntesis, Caleta Tumbes es un espacio geográfico bello y resiliente, atravesado por la historia del desastre, la reconstrucción y la desigualdad. Ahí el envejecimiento, el aislamiento y la precariedad conviven con una fuerte identidad comunitaria y una profunda cultura solidaria.

Las “Estrellas de Mar” podrán ser solo tres voluntarias pero para este caso, son una multitud.

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